Tener una relación de pareja puede ser una experiencia que nos hace sentir bien, nos provoca unas emociones positivas muy bonitas y aporta felicidad a nuestras vidas. 

Pero si la relación no es sana y se convierte en un amor tóxico puede ser causante de mucho malestar y llegar a convertirse en un verdadero infierno. Desde Breaking Ice te compartimos 10 características del amor tóxico para que lo puedas identificar. Si te encuentras en una relación de este tipo, identificarlo y reconocerlo es el primer paso para poder buscar una solución adecuada.

Aléjate del amor tóxico

  1. Pasan todo el día juntos. Solamente se separan para cumplir con sus obligaciones y el resto del tiempo lo comparten por completo. Aunque en las primeras etapas de la relación es habitual querer estar continuamente con la otra persona, con el paso del tiempo cada uno debe tener su espacio y mantener su individualidad. Cuando se establece un vínculo sano cada miembro de la pareja tiene su tiempo a solas o con otras personas y esto es imprescindible para mantener la armonía de la relación.
  2. No existe una buena comunicación. No se trata solo de hablar de cualquier manera, sino de hablar de lo que nos preocupa y nos molesta, pero con el objetivo compartido de resolver el problema. Teniendo claro que la comunicación es para un bien común y no para llevar la razón. Las discusiones en las que cada uno piensa solo en defenderse, en lo que va a decir, en echar cosas en cara al otro… no llevan a buen puerto. Solo fomenta más discusiones y enfrentamientos sin llegar a resolver el problema que inició el conflicto.
  3. Falta de confianza. Tener una relación implica hacer un acto de fe. Si no se confía en la pareja, constantemente surgirán dudas sobre la relación y nunca se llega a disfrutar de ella. Y nos referimos a la confianza en todos los sentidos, no solo en el plano de la fidelidad. También en si podemos hablar de nuestras preocupaciones más íntimas sin miedo a que nos juzguen o si podemos hablar de aspectos confidenciales y nos van a guardar el secreto.
  4. Faltas de respeto de cualquier tipo. Desde no cumplir con las bases que han establecido para la relación. Por ejemplo, si han acordado tener una relación exclusiva, la infidelidad sería una falta de respeto. Hasta tratarse mal, levantar la voz en las discusiones, y por supuesto utilizar insultos o comentarios dañinos. Una pareja que se cuida y se respeta lo hace incluso cuando están enfadados. Hay muchas formas de expresar el malestar sin dañar al otro.
  5. Celos patológicos. Por mucho que nos hayan contado que los celos son sinónimo de amor, nada más lejos de la realidad. Los celos son desconfianza y control. Una relación de pareja sana se basa en la confianza y en la libertad. En saber que, si la otra persona está a nuestro lado, es porque así lo elige y no porque tengamos que controlarlo para evitar que se marche.
  6. Dependencia emocional. Ocurre cuando el bienestar emocional de uno o los dos miembros de la pareja depende del otro. Si la relación va bien, si hay armonía, se sienten tranquilos/as y seguro/s. Pero en el momento en el que hay cualquier inconveniente o se nota distante a la pareja, aparecen dudas sobre la relación o sobre sí mismos/as.
  7. Se intenta cambiar a la otra persona. Para que una relación funcione es necesario aceptar ciertos aspectos de la pareja. No siempre nos gusta todo lo que hace o dice. Pero pretender cambiar al otro, es un error. Ni es nuestra responsabilidad ni suele funcionar. Solo en el caso de que la otra persona reconozca que el cambio puede ser positivo para ella. Si constantemente creemos que nuestra pareja tiene que cambiar, es porque no se trata de la persona con la que realmente queremos compartir nuestra vida.
  8. Se culpa al otro del malestar. En las relaciones sanas, los dos miembros son capaces de hacer autocrítica, de reconocer sus errores y de hacerse responsable de ellos para que no vuelvan a ocurrir. En el amor tóxico se culpa siempre al otro de los problemas o del malestar que se sufre.
  9. Hay manipulación para conseguir lo que se quiere. En lugar de hablar, comunicarse y negociar lo que cada miembro de la pareja quiere, se intenta manipular al otro para conseguir lo que se quiere. O bien utilizando el chantaje emocional o las amenazas. Puede que se consiga lo que se quiere, pero en el largo plazo, la manipulación supone un gran desgaste para la pareja.
  10. Genera una gran cantidad de sufrimiento. El amor sano, no duele. Por supuesto que hay problemas, discusiones y malos entendidos. Pero se utiliza la comunicación, la empatía, el respeto y el cuidado mutuo para poder solucionarlos. Existe un equilibrio entre los dos miembros, hay simetría en la relación y ambos se sienten seguros y respetados con este vínculo.
 

Si tras leer este artículo sientes que tu relación de pareja se basa en un vínculo tóxico, desde Breaking Ice te animamos a tratar de buscar una solución. El primer paso puede ser hablarlo con la otra persona, ponerlo en común y ver qué aspectos se pueden mejorar. Si este cambio no es posible, piensa si quieres permanecer en una relación que te está haciendo sufrir. Recuerda que tener una relación sana siempre suma y aporta. Te hace crecer como persona, es segura y constructiva. Si no cumple con estas características, posiblemente, tengas un vínculo basado en el amor tóxico.

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