¿Cómo separar el corazón de la razón?
Los seres humanos solemos convivir con una dualidad entre la razón o lo que nos dice nuestro cerebro y la emoción o lo que nos dice nuestro corazón.
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La concepción social sobre la sexualidad, más concretamente sobre el derecho a la libertad sexual, ha evolucionado muchísimo en las últimas décadas. Hoy en día podría decirse que el hecho de disfrutar libremente de la sexualidad de uno mismo con una o varias parejas sexuales se considera plenamente normal.
Además, la coyuntura actual ha revolucionado el modo en que las personas se conocen e interactúan. La aparición en escena de aplicaciones de citas, también conocidas como aplicaciones de dating ha cambiado totalmente el paradigma de las citas y de la interacción sexual.
Aplicaciones como Breaking Ice, que ha revolucionado el paradigma de las aplicaciones de citas, te ayudan a romper el hielo mediante juegos hacen cada vez más fácil la interacción con otras personas, especialmente para aquellos más introvertidos, que nunca se atreverían acercarse a su crush cara a cara.
No obstante, el exceso de información disponible puede llegar a ser contraproducente. Mucha gente tiene problemas para disfrutar de su libertad sexual y gestionarla. La facilidad que nos brindan las redes sociales y las nuevas tecnologías para conocer nuevas personas debe ser utilizada de forma inteligente para vivir la sexualidad de forma plena.
En este tipo de aplicaciones, la sexualidad consciente pasa a un segundo plano, para dejar paso a lo “ficticio”, la fantasía. Es esencial encontrar un equilibrio consciente entre estos dos mundos.
La sexualidad es una parte natural y saludable que nos identifica a través de cada etapa de nuestra vida.
La sexualidad incluye el comportamiento sexual, pero también los cuerpos: cómo funcionan, qué valores tienen, cómo se enfrentan al amor, al crecimiento, a los sentimientos amorosos, etc. Es esencial mantenerse en armonía con la propia sexualidad desde edades tempranas para desarrollar una relación y entendimiento sanos en la vida adulta.
La sexualidad es, por tanto, quiénes somos como hombres y mujeres, o personas no binarias. Nuestra sexualidad va evolucionando y cambiando a lo largo de la vida, y puede llegar a ser muy amplia.
Cuando hablamos de sexo hacemos referencia a dos conceptos principalmente. En primer lugar, al sexo biológico, es decir, el sexo con el que naces: hombre, mujer o intersexual.
En segundo lugar, podemos referirnos también al comportamiento sexual. Este comportamiento sexual hace referencia al modo en que interactuamos en el plano sexual, ya sea con nosotros mismos o con otras personas. Este contacto sexual puede ir desde inocentes caricias hasta la masturbación o el coito.
Es esencial tener bien claro que el sexo biológico no va a definir la sexualidad de una persona. Son conceptos relacionados, pero no indivisibles. La sexualidad es un abanico amplísimo, y, en realidad, es algo muy personal que varía de individuo a individuo.
Puede que, a primera vista, esta sea una respuesta fácil de responder. Normalmente, cuando pensamos en la sexualidad, lo primero que nos viene a la cabeza es la orientación, la identidad y la actividad. No obstante, no solo no siempre es fácil responder de forma consciente a esas preguntas sobre uno mismo, sino que también hay que tener en cuenta que la sexualidad es algo mucho más profundo que eso.
Para poder tener un conocimiento real sobre nuestra sexualidad, así como de qué partes disfrutamos y qué partes no, y por qué, debemos aprender a hacernos las preguntas adecuadas. Esto puede hacerse mediante la experiencia, es decir, exponiéndose a situaciones para conocer y analizar nuestras relaciones, o también, a través de reflexiones y de la introspección.
Una parte importante de la sexualidad proviene de las sensaciones experimentadas físicamente. Por tanto, es esencial mantener una conexión equilibrada con nuestro cuerpo. Para ello, debemos hacernos las siguientes preguntas:
En ocasiones es complicado saber leer los mensajes que nos manda nuestro cuerpo. Por eso es esencial aprender a conectar con él en un plano más profundo que nos permita traer armonía a nuestras relaciones sexuales.
La idea es explorar y analizar nuestro cuerpo y sus reacciones en situaciones cotidianas, no sexuales, que nos permitan identificar y validar nuestras experiencias corporales de modo que seamos capaces de revivirlas de forma positiva.
Además, estos ejercicios también ayudan a mantener la mente curiosa y abierta a nuevas experiencias y sensaciones. Lo ideal, antes de llevar a cabo estos ejercicios, es responder a uno mismo las preguntas anteriores, para poder analizar cómo cambia la respuesta inconsciente de tu cuerpo con respecto a la respuesta consciente que has dado.
Para comenzar, analiza cómo reaccionas a ciertos movimientos cotidianos, no sexuales, y cómo se sienten. Explora diferentes actividades y analiza la reacción de tu cuerpo a las mismas, así como las emociones que estas actividades generan en ti.
Otro ejercicio es exponerse a situaciones de ocio corporal, como pueden ser masajes, baños o duchas placenteras, o a caricias, toques no sexuales en compañía o soledad. Lo importante de todo esto es aprender a identificar qué toques o caricias crean tensión y cuáles la desactivan, así como qué tipo de tensión (placentera, incómoda, etc.).
Ahora que ya tienes todas las claves para conocer tu sexualidad plenamente y disfrutar de ella de forma sana y satisfactoria, no te lo pienses más y empieza a buscar tu media naranja. BreakingIce te lo pone más fácil que nunca, y sin necesidad de moverte del sofá. Descarga BreakingIce aquí para Android o iOS.
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