Hoy en día son muchos los mitos sobre el amor romántico, que lejos de ayudarnos a construir relaciones sanas, nos llevan a establecer vínculos de dependencia y toxicidad.

Bien porque nos lo ha transmitido la sociedad, por ejemplo, a través del cine y cierto tipo de películas románticas, o bien por los aprendizajes y experiencias que hemos vivido.

Desde Breaking Ice te compartimos algunos de los más extendidos y te animamos a identificarlos para no dejarte llevar por ellos y construir relaciones sanas y de cuidado mutuo.

Las parejas que se quieren, no discuten

Los conflictos en las parejas no son solo normales, sino que también ayudan a crecer y reforzar la relación.

Las parejas están formadas por dos seres humanos. Cada uno tiene sus motivaciones, sus necesidades, sus opiniones, su forma de ver el mundo y su manera de ser.

Así que esto supone, como en cualquier otro tipo de relación, que a veces no vamos a estar de acuerdo. De hecho, una pareja que nunca discute, puede ser síntoma de que al menos uno de los dos miembros no se está expresando con libertad o está evitando decir aquello que le molesta.

El problema de esto, además de la falta de sinceridad, es que este malestar acabará saliendo por otro lado y no de la forma más adecuada.

Las parejas que hacen todo juntas, se quieren más

Esta creencia no solo es falsa, sino que es perjudicial para la pareja y para sus miembros.

Es fundamental que cada uno conserve su espacio, sus amistades, sus momentos a solas, etc. Porque tener pareja, no tiene que ser sinónimo de perder nuestra individualidad. Seguimos siendo seres independientes que necesitamos espacio para hacer aquello que nos gusta, ya sea en soledad o con otras personas.

Y esto nos asegura que, en caso de terminar la relación, no nos vamos a encontrar solos, porque a pesar de estar en pareja hemos seguido manteniendo nuestros vínculos fuera de ella.

Si ya no siento mariposas en el estómago es que no es amor

Las mariposas no duran para siempre porque las relaciones van evolucionando. Al principio, idealizamos al otro, queremos estar todo el día con esa persona y sentimos mariposas cada vez que nos vemos.

Con el paso del tiempo, eso se transforma en otras sensaciones como intimidad, confianza, conocimiento mutuo… no quiere decir que una etapa sea mejor que la otra, son diferentes y hay que sacar partido a cada una de ellas.

El amor todo lo puede

Para que una pareja funcione hacen falta más cosas. Por ejemplo, comunicación, complicidad, confianza, intimidad, cuidado mutuo… si no existen estos ingredientes, la relación no funciona.

Y muy relacionada con esto, está la idea de que podemos hacer que la otra persona cambie por amor.

Esto es peligroso porque podemos llegar a justificar todo tipo de comportamientos que no son justificables, y además mantener la esperanza de que la otra persona cambie, porque nos quiere.

Pero esto nunca es suficiente y si alguien está dispuesto a cambiar es por su propia decisión y con su trabajo y esfuerzo, pero nunca por amor.

Mantener una relación por lo que fue en un principio

Muchas parejas siguen juntas por lo que fueron hace años. Quizá ahora no hay amor, ni complicidad, pero como hace años lo tuvieron mantienen el vínculo con ese recuerdo.

Cuando la relación ya no funciona, por el motivo que sea, no estamos obligados a quedarnos en ella. Y mucho menos mantenerla por el recuerdo de lo que fue en su momento.

Los celos patológicos

Por mucho que nos hayan contado que los celos son sinónimo de amor, nada más lejos de la realidad. Los celos son desconfianza y querer controlar al otro. Una relación de pareja sana se basa en la confianza y en la libertad.

En saber que, si la otra persona está a nuestro lado, es porque así lo elige y no porque tengamos que controlarlo para evitar que se marche.

El amor de verdad produce una gran cantidad de sufrimiento

Si sentimos dolor eso quiere decir que estamos muy enamorados. Pero el amor sano, no duele. Por supuesto que hay problemas, discusiones y malos entendidos.

Pero se utiliza la comunicación, la empatía, el respeto y el cuidado mutuo para poder solucionarlos.

Existe un equilibrio entre los dos miembros, hay simetría en la relación y ambos se sienten seguros y respetados con este vínculo.

Si tras leer este artículo sientes que tu relación de pareja se basa en un vínculo tóxico, desde Breaking Ice te animamos a tratar de buscar una solución.

El primer paso puede ser hablarlo con la otra persona, ponerlo en común y ver qué aspectos se pueden mejorar.

Si este cambio no es posible, piensa si quieres permanecer en una relación que te está haciendo sufrir. Recuerda que tener una relación sana siempre suma y aporta.

Te hace crecer como persona, es segura y constructiva. Si no cumple con estas características, posiblemente, tengas un vínculo basado en el amor tóxico.

Tener una relación de pareja puede ser una experiencia que nos hace sentir bien, nos provoca unas emociones positivas muy bonitas y aporta felicidad a nuestras vidas.

Existe el romanticismo positivo, y es aquel en el que la pareja se cuida, se respeta e intentan sumar el uno al otro, manteniendo su independencia y construyendo día a día la relación desde la confianza y la comunicación.

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