¿Cómo separar el corazón de la razón?
Los seres humanos solemos convivir con una dualidad entre la razón o lo que nos dice nuestro cerebro y la emoción o lo que nos dice nuestro corazón.
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Muchas mujeres no saben cómo encontrar el amor. Han logrado desarrollar sus cualidades en el mundo laboral y, de esta forma, alcanzar el éxito en los proyectos que realizan. Se trata de personas cuya inteligencia le ha permitido destacar individualmente en varias disciplinas.
Sin embargo, lograr la plenitud personal, profesional y económica no siempre está acompañada de un compañero con el que pueda compartir su vida.
Son comunes los encuentros y los desencuentros, parejas que duran poco tiempo. ¿A qué se debe esta paradoja que sufren algunas mujeres con éxito?
Cuando hablamos de mujeres de éxito, se las define como inteligentes, que suelen haber estudiado en la universidad y tener un puesto de trabajo con un sueldo igual o superior a la media del país.
Estas mujeres han superado los estereotipos y han dejado de estar únicamente ocupadas en el cuidado de la casa. Han decidido cumplir sus objetivos y buscar superarse en sus metas.
Un esfuerzo recompensado por el estudio, y por buenas ofertas laborales. Es esta seguridad la que muchas veces incomoda a los hombres, que se sienten intimidados ante una mujer poderosa en el ámbito laboral. Esto crea un abismo que hace que los hombres no se acercan a mujeres que no exhiben vulnerabilidad y que son seguras de sí mismas.
Las mujeres cada vez han conquistado más responsabilidades en los ámbitos laborales. Como contrapartida, parece que esta situación estaría marginándolas en el aspecto amoroso de la vida.
Una investigación de la University of Chicago Booth School of Business encontró que las tasas de matrimonio disminuyen cuando una mujer tiene el potencial de ganar más que su pareja. “Las mujeres enfrentan un dilema: Tomar decisiones que deriven en un crecimiento profesional o ser penalizadas en el ‘mercado de citas’ porque van a destacar su ambición y su asertividad”, explica uno de los investigadores.
Una teoría propuesta por el psicólogo y terapeuta de pareja Antoni Bolinches expresa “El síndrome de las Supermujeres”. Allí describe una realidad sentimental de una generación de “mujeres decepcionadas” y de “hombres desorientados” que sufren, según asegura, las consecuencias de los cambios sociales del mundo moderno.
Según Bolinches, una parte importante de las mujeres con éxito profesional está viviendo en forma de “soledad amorosa” sus logros sociales, culturales y profesionales, sin poder optimizar sus posibilidades de encontrar pareja.
Las características positivas de la mujer de éxito son buenas para la seguridad y la autorrealización, pero dificultan, en la práctica, la posibilidad de encontrar una pareja.
El estereotipo de la mujer con éxito la muestra capaz de hacer todo por sí misma, un poco seria y probablemente sin muchos sentimientos. Esta imagen no significa que no se trate de personas en búsqueda de amor, comprensión y entendimiento.
Además, la mujer inteligente es selectiva a la hora de buscar su compañero ideal. Quiere asegurarse de qué piensa sobre ciertos temas específicos y si comparten los mismos valores.
Este análisis incluye conversaciones interesantes y a su nivel de inteligencia, lo cual también significa una relación de igual a igual sin que haya dominancia por parte de uno sobre el otro.
El enamoramiento incluye un control de sus emociones e impulsos. Al reconocer el sentimiento, buscará que sea recíproco para decidir si continúa con esa persona o busque tomarse el tiempo de conocerlo mejor.
Las mujeres fuertes y seguras también quieren parejas que muestren energía, seguridad, confianza. Estas son mujeres cuya independencia hace que se sientan atraídas por hombres con las que compartan esas cualidades. Quieren salir con alguien a quien deben apoyar emocionalmente.
Por ello, la oferta es mucho menor para las mujeres inteligentes. En teoría, los hombres se sienten atraídos por mujeres inteligentes, sin embargo, en la práctica y cuando están cerca, les genera inseguridad.
Las cualidades de una mujer de éxito pueden verse como una competencia para ciertos hombres.
La autoconfianza puede confundirse con arrogancia, la inteligencia con el sarcasmo, ir de frente puede parecer tomar el control o emitir órdenes.
El éxito laboral puede verse como una adicción al trabajo, dejando la relación en un segundo plano.
Esa misma independencia puede llevar a creer a la otra persona que no lo necesita. Todas estas impresiones, sean ciertas o falsas, alejan a las personas.
Las mujeres inteligentes y seguras que creen que no consiguen el éxito en el amor lo achacan a que son rechazadas por sus mejores cualidades, o que intimidan a los hombres solo porque son inteligentes, se sienten seguras y exitosas.
Sin embargo, esta no es la única explicación para la situación amorosa de estas mujeres.
La inteligencia y el éxito son grandes cualidades, pero no son las únicas a la hora de conocer y enamorarse de una persona.
Lo importante es reconocer las necesidades tanto de uno como del otro. La inteligencia es muy atractiva en una mujer pero eso no significa que no necesite cariño, afecto, aprecio y unos brazos donde poder refugiarse.
El éxito no debe proyectarse únicamente en lo que está en el exterior sino traducirse en el sentimiento que uno emana desde el interior.
En otras palabras, no solo se debe mostrar lo que se hace, sino que esas cualidades sirvan para mostrar los sentimientos y valores de los que uno está hecho.
Es importante que la mujer no esconda sus éxitos y virtudes. Puede ser ella misma y aun así atraer a una persona que pueda complementarla. Cuando se ama a alguien, es por la persona que se es y no por lo que ha conseguido.
Lo más importante para formar una pareja es la forma en que ambos se sientan atraídos y puedan apoyarse en sus puntos fuertes sin que esto suponga una competencia sin sentido.
Se trata de que los dos se sientan bien uno con el otro, reconociendo las necesidades de ambos. Al fin y al cabo, una mujer puede tener éxito y al mismo tiempo ser capaz de mostrarse a un nivel más profundo y emocional para encontrar el amor, sin que una cosa desmerezca a la otra.
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